lunes, 11 de septiembre de 2017

Carbayón de Valentín

Foto 1. Carbayón de Valentín

Carbayo-u le llaman en Asturias al "Quercus robur", roble o roble pedunculado es otro de sus nombres, quizá porque una de sus características distintivas es el largo pedúnculo del que cuelgan sus bellotas.

Foto 2. Bellotas del Carbayón de Valentín

Efectivamente, ya habréis averiguado que esta semana no andamos por el sureste peninsular, el área de distribución de "Quercus robur" en la península ibérica es su mitad norte, sobre todo las zonas de influencia atlántica, es rara en los Pirineos aunque alcanza algunas comarcas de Cataluña. Las localidades actuales más meridionales se encuentran en la Sierra de Sintra (Estremadura portuguesa) y Somosierra (Madrid). La podemos encontrar también cultivada como ornamental.

Figura 1. Mapa de distribución de "Quercus robur" en la península ibérica

Aprovechando las vacaciones nos llegamos hasta Asturias y visitamos uno de los mayores robles de la Península, el Carbayón de Valentín, declarado Monumento Natural (Decreto 73/1995 de 27 de abril) en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Asturias. Citado ya en documentos anteriores al descubrimiento de América, ha cumplido por tanto los cinco siglos de vida, aunque según datos del Principado de Asturias podría alcanzar los siete, y a pesar de su avanzada edad lo encontramos en condiciones aceptables.

Foto 3. Carbayón junto a la Ermita de San Pedro

Crece este monumental árbol junto a la Ermita de San Pedro (Foto 3), en el paraje de Valentín, Concejo de Tineo, y sus medidas son impresionantes, más de 10 metros de perímetro, y unos 16 de alto, altura que, en principio no se correspondería con su gran diámetro, pues una observación del hábito arbóreo nos permite deducir que se le ha sometido a desmoches varios, el último de los cuales  parece haber afectado a sus brazos principales hace unos 40 años.

Foto 4. Brazos del roble, obsérvese la desproporción de grosor entre los apicales
 y los basales, consecuencia de un probable desmoche hace unos 40 años.

Por lo demás, y aunque ya hemos dicho que se conserva relativamente bien, como mejora indirecta inmediata sobre el árbol, nos parece aconsejable no mantener un camino secundario bajo su copa (Foto 5), máxime cuando hay otro vial que realiza el mismo servicio en el lado oeste del roble. Pues es sabido que los caminos compactan en el suelo y esto perjudica enormemente al sistema radicular del árbol, de hecho hay ramas secas sobre la zona del camino que bien pueden deberse a la anoxia radicular provocada por la compactación del suelo bajo el vial y la subsiguiente falta de absorción de nutrientes del suelo.


Foto 5. Vista parcial del árbol y un camino secundario que discurre bajo su copa, compactando el suelo  bajo ésta.


Por otra parte, y ya para terminar, aventuramos que quizá fuera su emplazamiento junto a la ermita el motivo por el que este roble fue indultado y ha podido alcanzar su avanzada edad, ya que la madera de estos árboles ha sido muy apreciada desde tiempos antiguos, tiene un color pardo-leonado, es bastante pesada, muy dura y resiste muy bien a la putrefacción, incluso dentro del agua. Se ha usado como madera estructural y ornamental en edificios históricos, así como para la construcción de las grandes flotas de guerra y pesca. De hecho, es una de las maderas de las que se afirma sirvieron para construir el Arca de Noé, o quizá aquella que aparece en la mitología sumeria del diluvio de Guilgamesh.

Foto 6. Perspectiva en la que apreciamos la monumentalidad del roble.

Y si nos adentramos en temas mitológicos, el roble ha sido considerado un árbol sagrado, hubo carbayos sagrados que recubrían las siete colinas de roma, los celtas usaron sus hojas y el muérdago que los parasitaba en ceremonias druídicas y los astures, según relato de Estrabón, se alimentaban de un amargo pan amasado con harina de bellotas. Aún hoy, grandes ejemplares siguen dominando los espacios públicos y sirven como lugar de reunión. El que hoy hemos contemplado nos hizo pasar un buen rato bajo su amplia copa y por supuesto, si pasáis por sus inmediaciones, es una buena idea visitarlo, con respeto hacia el ejemplar y siguiendo unas buenas prácticas, como siempre.

Foto 7. Visión sur del roble, con abundantes raíces de sustentación, aunque algunas rotas.

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