martes, 27 de octubre de 2015

Noguera de la Fuente del Sapo

Entre juncos, tomillos y cardos  llegamos a la Fuente del Sapo, junto a la que crece una monumental noguera "Juglans regia".

Foto 1. Entorno de la Noguera de la Fuente del Sapo

Crece este nogal de más de 4 metros de perímetro en el término municipal de Nerpio. Este municipio, enclavado en la Sierra del Segura es un lugar privilegiado, como lo atestigua el que fuera elegido ya desde la prehistoria como sitio de refugio, y en el que sus moradores dejaron sus huellas en lo que hoy conocemos como un magnífico conjunto de Arte Rupestre Levantino, en la Solana de las Covachas.

Foto 2. Arte Rupestre en Solana de las Covachas.
Fuente: Turismo de Nerpio
En época más reciente nace nuestra noguera, hace aproximadamente 150 años, vestigio de aquéllas que llenaron las huertas de Nerpio y que le han dado fama gracias a sus frutos. Hoy no quedan tantas, pero iremos conociendo algunas de ellas que merecen la categoría de árboles monumentales o al menos singulares.


Foto 3. Fuente del Sapo junto a nogal.

Medra el nogal de la fuente que le proporciona la humedad necesaria para subsistir, pero también conlleva el que se acerque hasta aquí mucho ganado a abrevar y sestear, éste se alimenta de sus hojas y ramas que, como vemos están recortadas por el ramoneo.


Otra fotografía para apreciar el enorme tamaño de este árbol y ya pasamos a una descripción más minuciosa:

Foto 4. Nogal visto desde el lado sur, como escala se observa a una persona en lado izquierdo.
Forma un ángulo de 70º con la horizontal en dirección Noreste, como podemos observar en la Foto 5,  muy probablemente como consecuencia de la bajada de un rayo que ha provocado una oquedad en el tronco y la pérdida de raíces mecánicas en lado sur que mantenía al árbol perpendicular al suelo.


Foto 5. Tronco que hace un ángulo de unos 70º con la horizontal.

Como consecuencia del sobre-pastoreo ancestral, observamos en la Foto 6 cómo han quedado descubiertas las raíces más cercanas a la superficie del suelo, que han llegado a formar duramen y en las cuales hay heridas y  oquedades debidas al pisoteo.
Foto 6. Grandes raíces desenterradas.
Hace probablemente más de 30 años cayo un rayo que bajó por una rama principal y abrió una gran oquedad en dirección sur, provocando una estría sellada en todo el tronco, excepto en su zona basal, donde aún observamos la carbonización del duramen.


Foto 7. Duramen carbonizado por donde bajó el rayo.
El efecto del rayo al carbonizar la rama provocó un hueco (falta de ramaje) en la copa de  la noguera. Pese a la gran disponibilidad hídrica, las hojas no están demasiado turgentes, posiblemente debido a la excesiva nitrificación por el ganado del suelo.


Foto 9. Rama  con una herida de grandes dimensiones que no ha conseguido cerrar.

FICHA BÁSICA


Especie
Juglans regia
Nombre común
Noguera, nogal
Nombre propio
Noguera de la Fuente del Sapo
Término municipal
Nerpio
Provincia
Albacete
Altitud
  1.350    msnm
Perímetro
4,20 m medido a 0,40 m del suelo.
Altura
16,25  m
Superficie de Copa
457  m2
Edad aproximada
150 a 200 años
Estado de conservación
Regular
Amenazas
Exceso de pastoreo bajo su copa u obras.
Estatus legal
--
Plan de actuación definido
--


domingo, 18 de octubre de 2015

Quejigo, roble, "Quercus faginea Lam."

La voz quercus era empleada por los latinos para designar al roble. El epíteto específico se refiere a su parecido al haya (Fagus sylvatica). 

Foto 1. Quejigos en la Sierra Mágina, Jaén.

Es el quejigo (también "roble" en el sudeste ibérico) un árbol marcescente, ésto quiere decir que mantiene sus hojas en las ramas una vez terminado el periodo vegetativo, con el color marrón-amarillento propio del otoño e invierno, hasta prácticamente la salida de las nuevas hojas durante la primavera, lo que nos deja paisajes con tonos dorados durante todo el periodo invernal.

Foto 2. Porte de Quercus faginea manteniendo sus hojas doradas.

El quejigo suele alcanzar los 20 o 25 m de altura, con copa redondeada y tronco más o menos derecho, con corteza pardo grisácea, agrietada longitudinalmente cuando el árbol es añoso.

Foto 3. Tronco de roble, con agujeros de Pito real.

Las ramas son erguidas, y las ramillas están cubiertas de densos pelos estrellados el primer año y pasan a ser glabrescentes  (sin vello) posteriormente. Las hojas son alternas, alargadas, con margen festoneado más o menos ondulado. Al principio están cubiertas de pelos estrellados por ambas caras, pasando a ser verdes glabrescentes por el haz y verde pálido con pelos estrellados blanquecinos por el envés.

Foto 4. Detalle de ramas, ramillas y hojas.

Foto 5. Detalle de flores masculinas.
Florece de marzo a mayo. Las flores masculinas cuelgan en amentos amarillentos y las femeninas estén agrupadas en espigas cortas, y su fruto, la bellota, aparece de septiembre a octubre.


Foto 6. Frutos y hojas de quejigo.

El roble ha sido un árbol venerado desde la antigüedad, en la Grecia clásica se asociaba a Zeus, y los celtas lo han considerado sagrado y consagrado a Thor, el dios del trueno, y ha representado valores como la verdad, la longevidad y la lealtad. Los druidas lo consideraban un árbol sagrado, tanto en sí mismo como por ser el que acogía entre sus ramas al muérdago "Viscum album", existiendo toda una ceremonia alrededor de su recolección ...

 
Figura 1. Recreación de la recolección del muérdago.
Fuente: http://diccionarioasterix.blogspot
Figura 2.
Fuente: http://www.demoslavueltaaldia.com

No son nuestros quejigos los que visitaba Panoramix, ya que el muérdago en nuestra tierra vive sobre Pinus nigra y además, ya dejando las bromas, los Quercus faginea sólo se encuentran en la península ibérica y el norte de África, llegando hasta casi los 2.000 m de altitud en las sierras béticas. En cuanto a las precipitaciones, necesitan un mínimo de 600 mm anuales, por lo que en las zonas donde no se alcanzan estos valores, queda arrinconado en vaguadas y barrancos, como ocurre en nuestro sudeste ibérico. A veces, en las laderas húmedas se observan ejemplares dispersos.

Foto 7. Ejemplar situado en la Sierra del Cambrón, Murcia.

Muchos árboles de las especies del género Quercus, especialmente robles (todos de hoja caduca, incluidos los quejigos), portan en sus ramas unas estructuras conocidas como agallas o cecidias, que parecen frutos. Son producidas por insectos que depositan los huevos dentro de las ramillas, cuando éstos eclosionan, los tejidos de la planta donde se depositaron se hipertrofian a su alrededor, rodeándolos con sucesivas capas de tejidos propiciándose así el desarrollo del fitoma o agalla; Las larvas obtienen así alimento y protección al encontrarse rodeadas por esta envoltura. No obstante, no sólo las larvas iniciales ocupan la agalla, pues durante su estancia o después otros invertebrados pueden utilizar y reutilizar las agallas, algunos incluso parasitando a las larvas que motivaron su formación. Como curiosidad, contaros que en una agalla producida por la avispa Andricus quercustozae se contabilizaron hasta 75 larvas de diferentes especies de insectos.

Foto 8: Agallas en roble
Fuente: http://blog.txpto.com

En cuanto a su aprovechamiento, el roble (quejigo) posee una madera de excelente calidad, tanto es así que la madera de estos árboles era utilizada para la construcción de barcos y líneas ferroviarias, así como para la práctica del carboneo. En la actualidad, estas prácticas han sido abandonadas casi por completo y los principales aprovechamientos forestales son en estos momentos el ecoturismo, la caza y la ganadería, siendo su fruto muy apreciado para el ganado.

Por último, como curiosidad botánica, en la cuenca del Segura los quejigos hibridan con las carrascas (encinas) con las que dan lugar al "mesto" (Q. x senneniana A. Camus) del que es posible observar ejemplares junto a las bodegas del Carrascalejo (Bullas), entre otros muchos lugares donde conviven las especies maternas en las sierras del Segura. 

martes, 13 de octubre de 2015

Álamos de Fuente Mellinas II

Hace unos meses visitamos los Álamos de Fuente Mellinas, una alameda de Populus alba con varios ejemplares monumentales, que superarían el siglo de edad. Esta semana, al pasar junto a ellos descubrimos con pesar que  uno de estos árboles ha perdido uno de sus brazos principales durante el verano.

Foto 1. Álamo de Fuente Mellinas con uno de sus brazos principales desgajado.
En enero lo veíamos así...


Foto 2. Panorámica general de los Álamos de Fuente Mellinas. Enero 2015.

Hemos pasado a inspeccionar más de cerca, para ver si podíamos averiguar qué había sucedido, descubriendo así que la rama estaba debilitada por una unión defectuosa con corteza incluida, por lo que parece que una racha de viento consiguió desgajarla del tronco principal.


Foto 3. Observando como queda la estructura geométrica del árbol tras la caída de la rama.

Ya en faena, observamos como gran parte de la madera estaba muerta, constituyendo duramen degradado por los hongos. Además, se puede comprobar perfectamente hasta donde llegaba la zona de corteza de rama incluida y por tanto sin unión entre brazo y tronco, ya que ésta presenta un color marrón oscuro sin presencia de líquenes (no  llegaba la luz). También podemos descubrir que en la oquedad existente en la unión entre la rama y el fuste habitaban murciélagos, por la presencia de sus defecaciones.

Foto 4. Brazo caído, obsérvese en lado derecho de la imagen otro desgarre por perdida de otro
brazo principal que no ha podido ser cerrado por el álamo. 

Foto 5. Zona con y sin líquenes sobre la rama caída,
lo segundo denota ausencia de luz y área sin adecuada unión rama-tronco.

Sin embargo, la vida sigue, aquí tenemos el ejemplo, en la rama caída han empezado a fructificar hongos afiloforales (Inonotus hispidus), que tienen una elevada incidencia mecánica y han "ayudado" a la rotura de la rama. Por otro lado, gracias a la degradación de la madera que esta seta produce, otros seres vivos podrán vivir de ella, incluso de su propia carne viven un gran número de larvas de insectos que, a su vez, alimentan a ciertas aves.

Foto 6. Fructificaciones nuevas de Inonotus hispidus, sobre rama caída.

No nos gusta tanto cuando el hongo está sobre madera viva, ya que puede ser peligroso, y hará que antes o después se produzca una rotura. Una acción adecuada habría sido eliminar estas setas cuando aparecen sobre la parte viva del árbol, aunque sólo sea porque son auténticos evaporadores de agua del interior de la rama o tronco y, éstos al ser deshidratados, pueden colapsar y fracturarse, además, de que la madera con falta de agua es siempre aprovechada por potenciales patógenos.


Foto 7. Fructificaciones  de Inonotus hispidus, sobre rama principal
que terminará por provocar al árbol más roturas .

Al igual que estos hongos, otros seres vivos pueden aprovechar esta gran rama para su subsistencia, la utilizarán como refugio o simplemente, cuando se degrade, alimentará a otros álamos hijos suyos que hay alrededor, así que en nuestra humilde opinión, casi debería quedarse como está, para que florezca la vida a su alrededor y ¿por qué no? "in memoriam".

Foto 7. Zona basal del tronco, obsérvese el cordón de madera relativamente nueva
 (sin líquenes todavía) que ha colado para hacer más estable su estructura.

Una última reflexión, ¿se podría haber hecho algo por él? Es cierto que la vejez y la muerte nos llegan a todos, pero también es cierto que en muchos casos merece la pena intentar retrasarlo lo más posible, sobre todo si se trata del conjunto de álamos de mayor significación por perímetro en Murcia. Cuando vemos estos árboles, testigos de otros tiempos en los que ni siquiera habíamos nacido, tenemos ante nosotros un trozo de historia y a veces un narrador de la misma, si se aprovechó su leña en algún momento, si se contaron historias en el lavadero o el abrevadero junto al que crecen, si cayó un rayo durante una gran tormenta... es algo que suponemos o incluso, en ocasiones, por los rastros dejados en el mismo árbol podemos tener certeza, es un narrador vivo de tiempos pasados.

Creemos, por tanto, que merece la pena conservarlos en buenas condiciones... ¿quizá unos apoyos habrían ayudado a la supervivencia de esta gran rama un tiempo más? ¿quizá...? Lo dejamos en el aire o a la consideración de todos aquellos que paséis por aquí y que puede ser que en algún momento podáis (podamos) influir en que se haga algo más por la conservación de nuestro arbolado monumental, en principio y por la biodiversidad en general, recordando que estos árboles reflejan, además, nuestra cultura.


Foto 8. Encina La Terrona, Extremadura, con sus ramas bien apuntaladas para reducir el riesgo de rotura.
Fuente: Turismoextremadura.com

Y para terminar, un poema de uno de nuestros poetas favoritos:

TIEMPO SIN TIEMPO

Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta

tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

                                                                                       Mario Benedetti

domingo, 4 de octubre de 2015

Higuera, "Ficus carica L."

La popular higuera (Ficus carica L.) es la representante natural del género Ficus en Europa, su nombre latino, Ficus, provendría del nombre dado en esta lengua tanto al higo como a la higuera, y carica, podría quizás provenir de la región de Καρία, Karía, antigua región histórica situada al sudoeste de la actual Turquía.

Foto 1. Higos verdales recogidos en Bogarra, Albacete.

La denominación latina de este árbol, que es igual que la de su fruto, nos puede llevar a pensar en la importancia que ha tenido éste desde antiguo para su consumo tanto como alimento como con un uso medicinal. De este último, en la cuenca del Segura destacaríamos  las siguientes aplicaciones: consumidos como laxantes, para la indigestión (secos), realización de jarabe para resfriados y mitigación de la tos, infusión de hojas para reducir el azúcar en diabéticos, emplasto de hojas para sanar tumores, empleo del látex (savia) para curar heridas, verrugas e incluso la impotencia. De todos estos usos, al menos se puede comprobar científicamente para los higos algunas propiedades como son: cierta actividad espasmolítica, mejora del tránsito intestinal y actividad antinflamatoria (Gilani et al. 2008).

En cuanto al árbol en sí, es un arbusto o pequeño árbol caducifolio, monoico, que puede alcanzar los 10 m de altura. Con porte muy extendido y copa anchamente redondeada.

Foto 2. Higuera re-faldada por el ganado que deja todas sus ramas a la misma altura del suelo.

Tienen las higueras el tronco tortuoso, con corteza grisáceo-blanquecina (Foto 3), áspera, poco agrietada, salvo en la base de los ejemplares muy viejos, y sus ramas extendidas.

Foto 3. Tronco de higuera, obsérvese la corteza lisa y gris-blanquecina.

Con frecuencia las viejas caen al suelo por su propio peso, haciéndose rastreras, pudiendo llegar a producir éstas nuevas higueras por acodo (Foto 4). La corteza de las ramas viejas es del mismo color que la del tronco, un poco menos áspera. En cuanto a las ramas más jóvenes, son verdosas, ásperas y con pelos cortos.

Foto 4. Nuevas higueras surgidas por acodo natural de una rama que tocaba el suelo.


Las hojas son grandes, alternas, de forma variable aunque profundamente palmeadas (Foto 5), con lóbulos enteros o poco divididos, raramente aparecen hojas casi enteras o incluso enteras. El haz es de color verde oscuro, rugoso y áspero, con pelos cortos, y el envés glauco, más claro y menos áspero, con pelos similares. Tienen un pecíolo largo y tanto las ramas como las hojas producen un látex blanquecino, acre e irritante, que ha sido usado en ocasiones para combatir caries y verrugas en la piel, como ya habíamos comentado, así como para cuajar la leche.

Foto 5. Hojas de higuera con su típico lobulado.

Tanto las flores masculinas como las femeninas son diminutas, las primeras se sitúan por encima de las segundas que se muestran con el ovario bien desarrollado, aunque otras lo tienen atrofiado, siendo estériles. En el interior de este receptáculo es donde una avispa procede a la polinización o “caprificación”, dando lugar a los frutos, que son un conjunto de diminutos aquenios encerrados en un sicono o “higo”, procedente del receptáculo acrescente y carnoso (Foto 7), piriforme, primero verde y más o menos erguido, y al madurar va de verde a purpúreo-negruzco, colgante hasta que cae al suelo. 

Foto 6. Brevas y hojas incipientes sobre una rama del año anterior.


Florece de marzo a junio, y nos da su delicioso fruto de septiembre a octubre, según la temperatura. Algunas higueras producen otra generación de frutos de mayor tamaño, las brevas (Foto 6), a finales de junio o primeros de julio.

Foto 7. Sección de un higo donde puede observare su carnosa y rojiza textura.

Este curioso hecho, de dar fruto dos veces al año, provoca una reflexión de Díaz Cassou en la Passionaria murciana (1897), donde se exponen algunas ideas arraigadas en la cuenca del Segura, tal como sigue:


"En nuestros campos y huerta, estuvo muy acreditada la idea de que Judas se ahorcó de una higuera: el contacto del cuerpo abominable vició la madera de este árbol, que, desde entonces, para nada sirve, ni aun para quemar; y es árbol que no tiene la gala de la flor y, sí, el castigo de llevar dos frutos cada año, mientras que los demás llevan sólo uno”.

Y ya que nos ponemos a hablar de las tradiciones y mitos asociados a este mediterráneo árbol, os contamos que en la mitología judeo-cristiana la higuera aparece en varias referencias, así, es considerada uno de los árboles símbolo de la abundancia, incluso en el relato bíblico de Adán y Eva se establece que éstos utilizaron una hoja de higuera para cubrirse durante su expulsión del paraíso.

En la tradición romana, bajo una higuera ubicada a orillas del río Tíber encalló la cesta dentro de la cual estaban Rómulo y Remo, siendo recogidos por una loba al pie del árbol, se dice que dicha higuera alimentó también a los fundadores de Roma.

Figura 1. Rómulo y Remo, de Rubens
Fuente: Blog Arte para niños
Y para los helenos existían distintos mitos sobre el origen de este árbol,  los principales serían dos: el primero narra que en los orígenes del mundo actual, durante la lucha entre los gigantes y cíclopes (partidarios de Zeus) contra los titanes (partidarios de Cronos) venció Zeus, siendo los titanes encerrados en el Tártaro, pero el único Titán que pudo regresar de éste fue Syke y lo hizo en forma de higuera, de ahí el origen de este árbol. El otro mito, muy considerado en Grecia, relata que la higuera fue creada por Dioniso al que a veces se le ve coronado con sus hojas en las representaciones gráficas del dios, y los primeros higos del año solían ser ofrecidos a esta deidad.

Ha sido en esta cultura el higo en el mundo vegetal algo similar al cerdo en el animal: un símbolo de la fecundación y de la generación de la vida. De hecho, es capaz de renacer de la base del antiguo tronco (Foto 8) cuando la copa del árbol se deteriora con el paso de los años por el paso de éstos o por alguna contingencia (rayos, exceso de poda, etc.).

Foto 8. Rebrotes nuevos de una higuera que ha perdido el tronco.

La higuera fue para los helenos el primer árbol cultivado por sus frutos y, a juzgar por los restos arqueológicos, también lo fue para los habitantes de la península ibérica. Existe información de su presencia en el sudeste ibérico durante la última glaciación en el Pleistoceno superior, en concreto unos 17.360 años AP, en un yacimiento de la localidad alicantina de Crevillente (Badal 1995).  Y a partir del Neolítico la presencia de restos de madera de higuera en yacimientos ibéricos son relativamente abundantes (Carrión 2012), lo que indica su importante uso como especie cultivada.

El origen de la higuera se sitúa en el área del Mediterráneo, aunque cultivada y naturalizada se halla ampliamente distribuida por otras regiones de todo el mundo, en terrenos muy diversos, con suelos profundos o raquíticos, con frecuencia en roquedos y hasta en muros artificiales, como vemos en la Foto 9; en ambiente de semiárido a húmedo; desde el nivel del mar hasta unos 1.500 m de altitud.

Foto 9. Pequeña higuera creciendo en una fisura
entre las losas bajo una papelera.

En cuanto a la temperatura, vive mejor en climas cálidos, por lo que no asciende  mucho en altitud, donde la nieve y el hielo frecuentes pueden impedir su establecimiento. 

Finalizamos ya comentando que la higuera silvestre F. carica var. caprificus auct. [Ficus carica subsp. rupestris(Hausskn.) Browicz],  higuera borde o cabrahigo, aparece un poco aquí y allá por  todo tipo de terrenos. Las cultivariedades se han usado desde antiguo por toda la Región de Murcia para la producción de higos, por lo que hoy resulta difícil determinar qué es silvestre, subespontáneo o cultivado.

Foto 10. Higueras en las inmediaciones del municipio de Águilas, en un ambiente árido y cálido.