domingo, 30 de agosto de 2015

Álamo, "Populus alba L."


Vamos a conocer en la entrada de hoy las características de un árbol presente en casi toda la península ibérica y que en el sudeste aparece formando bosquetes en fuentes, barrancos, ríos y arroyos. El álamo, álamo blanco o chopo blanco, Populus alba L.


Foto 1. Bosquete de ribera con álamos blancos.

Populus es el nombre genérico dado por los latinos al chopo. El epíteto específico hace referencia al color blanco de la corteza de este árbol caducifolio que puede alcanzar los 30-35 m de altura. Se distribuye por el centro y sur de Europa, oeste de Asia y norte de África.

Figura 1. Distribución de Populus alba en Europa.

Este álamo no tolera tanto el frío como el álamo negro, no obstante en el sudeste de Iberia alcanza los 1.500 metros de altitud, pudiendo soportar heladas de hasta - 15ºC, como vemos en la foto 2, de los álamos de Fuente Mellinas en Moratalla. En la mitad norte de la península ibérica, en general, no suele sobrepasar los 1.000 m de altitud. Prefiere los suelos de naturaleza básica, frescos y arenosos, llegando a soportar ciertos niveles de salinidad.


Foto 2. Álamo monumental de Fuente Mellinas en primer plano, Moratalla.

Caducifolio, como ya hemos dicho, y dioico, adopta un porte irregular, con el tronco más o menos derecho, liso y grueso (excepcionalmente hasta 2,5 m de diámetro en algunos ejemplares) y la corteza de grisáceo-blanquecina a blanca, poco agrietada, salvo en los ejemplares añosos, en los que se engrosa y agrieta profundamente, al menos en la base o mitad inferior.


Foto 3. Detalle de troncos de álamos.
Sus ramillas están densamente cubiertas de pelos afieltrados, y sus hojas son alternas, tienen un largo peciolo y forma suborbicular a elíptica, más o menos palmeadas, enteras en la base y suave o profundamente lobulado-dentadas hacia la mitad terminal, muy poco pilosas, de color verde oscuro por el haz y blanquecinas y cubiertas de pequeños pelos por el envés.


Foto 4. Detalle de hojas de álamo.

Los álamos florecen entre enero y mayo (dependiendo de la termicidad del lugar), en amentos cilíndricos colgantes con vello los masculinos, y flores con filamentos blancos y anteras púrpuras al principio, que se vuelven amarillentas con posterioridad, siendo sin embargo glabrescentes los femeninos, con flores que poseen dos estigmas verdoso amarillentos. 


Foto 5. Flores femeninas de álamo.

Foto 6. Flores masculinas de álamo.

El fruto es una pequeña cápsula oblongo-cónica de unos 4 mm, que se abre en dos valvas que liberan numerosas semillas con largos pelos blanquecinos y algodonosos entre los meses de abril y junio, según las localidades.


Foto 7. Copas de álamos en flor.

Existen varios relatos mitológicos relacionados con el álamo blanco, según uno de ellos la ninfa Leuce (la blanca) fue raptada por Hades y llevada a los infiernos, pero al no ser inmortal, cuando llegó su hora, éste la transformó en un álamo blanco que se alzaba en los Campos Elíseos, morada de los muertos reservada a las almas virtuosas.  Otra leyenda nos explica a qué se debe el doble color de las hojas del árbol protagonista hoy, y es que Heracles, en uno de sus trabajos, cuando fue a buscar a Cerbero, se hizo una corona con ramas de álamo, con lo que la parte vuelta hacia el infierno tomó el color oscuro del humo, sin embargo, la cara de las hojas que estuvo en contacto con el sudor de su frente permaneció fría y se quedó clara. Se afirma asimismo que la madera de álamo era la única que se permitía usar en los sacrificios a Zeus, con lo que se le ha considerado un árbol protector y asociado a la vida eterna. 


Figura 2. Hércules y el Cancerbero. Zurbarán
Fuente: Museo del Prado

Seguimos en Grecia, aunque ahora ya dejando las leyendas y hablando de las propiedades del álamo, de las que Dioscórides hace la siguiente descripción  en su obra "De Materia Medica", precursora de la moderna farmacopea y que alcanzó gran difusión en la Edad Media, tanto en el original griego como en sus traducciones a latín o árabe:
Figura 2. Dioscórides

La corteza del árbol álamo blanco, bebida en cantidad de una sola onza aproximadamente es beneficiosa contra la ciática y la estranguria. Cuentan que también es esterilizante bebida, tras mezclarla con riñón de mulo, y que sus hojas, bebidas en mezcla con vinagre, después de la menstruación, se dice, producen los mismos efectos. 

El jugo de sus hojas, instilado tibio, es beneficioso contra el dolor de oídos. Las pequeñas bayas que aparecen en la germinación de las hojas, majadas y mezcladas con miel, y aplicadas como ungüento, curan la ambliopía. Algunos cuentan que la corteza del álamo blanco y del negro cortadas en trozos finos y diseminadas en campos estercolados, en cualquier estación del año, hacen crecer hongos comestibles.



En nuestro país, su madera se ha utilizado en todo tipo de menesteres donde se requieran piezas de poco peso y dureza (palillos higiénicos, cerillas, etc.). También se ha usado su ramón, y es que sus brotes tiernos son comidos por el ganado. Antiguamente se utilizaba como fijador natural de las riberas y ciertas variedades europeas de álamo blanco son utilizadas en jardinería.

El álamo blanco es una especie polimorfa de la que se han descrito cantidad de subespecies y variedades. Además, se hibrida con cierta facilidad, siendo uno de sus híbridos más conocidos el Populus x canescens (Aiton) Sm., según parece, surgido del cruce con P. tremula L. Se parece bastante a P. alba pero se diferencia bien por tener las hojas adultas glabras (sin pelo) por ambas caras y largo pecíolo aplanado, como  P. tremula.  Es posible observar P. x canescens en el Altiplano granadino, Los Vélez, y zonas más altas de la comarca del Noroeste de Murcia, a partir de unos 900 metros de altitud. 


Foto 8. Alamedas en la ribera del río Segura, Cañaverosa.
El estado de conservación del álamo blanco autóctono es bastante precario, ya que los lugares donde mas abundaba eran las riberas de las vegas media y baja del Segura, que en la actualidad se encuentran en gran parte devastadas (canalizadas) a partir del Valle de Ricote. Es por ello, que las autoridades deberían proteger de forma prioritaria las zonas donde todavía sobrevive.

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