sábado, 21 de marzo de 2015

Carrascal de Bajil

Estimados amigos, con motivo del Día Internacional de los Bosques (21 de marzo), nos hemos decidido a presentaros una de las formaciones forestales más singulares del sudeste ibérico, se trata del Carrascal de Bajil, una formación de carrascas o encinas (Quercus ilex subsp. ballota ) que aparece sobre una meseta con abundante litosuelo de Moratalla (Foto 1) a menos 3 km del límite con Albacete.

Foto 1. Carrascal de Bajil, obsérvese en primer plano el abundante litosuelo. 

Este encinar que ocupa una superfice de aproximadamente 441 hectáreas, ha llegado hasta nuestros días sin ser roturado gracias a que era de muy difícil aprovechamiento agrícola, ya que no podía ser labrado mediante tracción animal, pues no hay apenas suelo y las piedras son muy abundantes (Foto 2). El relieve está compuesto por calizas masivas casi en su totalidad (Foto 3), con algo de areniscas y margas en los bordes del bosque.

Foto 2. Superficie muy pedregosa del interior del carrascal
que han impedido la roturación del suelo mediante tracción animal.

La arboleda está compuesta de rebrotes surgidos de cepa, tras el intenso aprovechamiento al que fue sometido para extracción de leña y carbón hasta los años 60 del siglo XX. Los árboles más grandes se  ubican en las zonas menos rocosas donde hay mayor disponibilidad de suelo (Foto 3).


Foto 3. Carrascal de Bajil.  Obsérvese en parte inferior de la imagen 
el gran tamaño de las encinas ubicadas en zona con más suelo.

La dureza de la madera de las carrascas y su alto poder calorífico hace que se haya usado habitualmente como combustible, su leña y carbón son considerados de los mejores (Foto 4), en la zona donde había encinas era lo preferido para calentar la piedra caliza en los "caleros" y obtener la cal viva, así como para cocer el pan; la leña fina se usaba frecuentemente para encender la lumbre y también para elaborar el picón para los braseros.


Foto 4. Motoserrista obteniendo leña
de una carrasca seca.

Por otra parte, las hojas y ramas de estas carrascas se han usado para alimento del ganado, cabras especialmente, y el ramón procedente de podas o recolectado expresamente, ha sido aprovechado durante el invierno para cabras y ovejas, debido a las escasez de pasto, y porque además, es más blanda y digerible en esta época al “curarse” con las heladas. Los cerdos también han sido alimentados directamente en este bosque de las bellotas, según los comentarios que nos hizo un abuelo en una de nuestras visitas a esta arboleda.

El carrascal era un bosque que ocupaba una gran extensión en el sudeste ibérico, generalmente aparecía en zonas con precipitaciones superiores a los 400 mm anuales, por lo que, aunque ha sido eliminado en muchos lugares, en gran parte de Tudmiria no había carrascales antes de la impactante acción humana, ya que como es sabido amplias zonas del sudeste no alcanzan dicha precipitación. Por lo demás, el impacto antrópico viene sucediendo de de modo exponencial desde el principio del Holoceno (aproximadamente los últimos 11.000 años), pues la zona ha estado habitada desde tiempos inmemoriales, como lo prueba la presencia en el monte vecino de un poblado calcolítico y del famoso Dolmen de Bajil (Foto 5).

Foto 5. Dolmen de Bajil. Está orientado a Levante, 
para recibir el sol al mismo amanecer.

La riqueza florística de este bosque es muy elevada, presentando a veces especies muy vistosas (Foto 6), e incluso un estrato lianoide en los encinares más húmedos y de zonas más cálidas, que no sería el caso del que nos ocupa hoy.

Foto 6. Peonia o rosa albardera (Paeonia broteroi)
en el Carrascal de Bajil.

El Carrascal de Bajil posee en su seno una gran diversidad de flora con presencia de musgos y líquenes que viven en muchos casos sobre los troncos de las carrascas (Foto 7). Toda esta biota, junto con las umbrías  condiciones que se dan bajo las copas de los árboles permiten el desarrollo de un suelo con abundante materia orgánica que mejora en gran medida las condiciones iniciales dadas por la dura roca madre caliza. 


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Foto 7. Aspecto del interior del carrascal, obsérvese
la flora asociada a este ambiente nemoral.

Para visitar este bosque os invitamos a todos a realizar un pequeño recorrido circular desde el cortijo de Bajil. Podemos, a través de un sendero penetrar en la arboleda por su flanco sur y dirigirnos por el camino que recorre su interior (Foto 8) contemplando la rica naturaleza descrita.


Foto 8. Camino en el interior del carrascal.

Dicho camino termina por convertirse en un sendero que acaba por salir al cortijo del Rincón de los Huertos (Foto 9), desde el que volveremos hasta el punto de partida dirigiéndonos hacia el oeste y por el collado Blanco alcanzamos la cañada de Bajil por donde regresamos al cortijo homónimo del cual hemos partido.

Foto 9. Rincón de los Huertos desde el carrascal de Bajil.


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