martes, 27 de enero de 2015

Sabina albar. El Sabinar de Moratalla


La pasada semana hemos visitado el Noroeste de la Región de Murcia, nevado, como veis:





Y nos detenemos entre El Sabinar y el Calar de la Santa, Moratalla, el primer topónimo nos lleva a la formación de sabina albar (Juniperus thurifera) más significativa de la Cuenca del Segura.





Esta es la especie de mayor talla dentro de las sabinas, que alcanza un porte verdaderamente arbóreo, se encuentra diseminada por los páramos castellanos y aragoneses, sur de Francia y norte de África. En Iberia se pueden encontrar auténticas formaciones adehesadas de esta especie. Es muy resistente al frío (más que J. phoenicea) y los fuertes contrastes de temperatura, encontrando su óptimo de desarrollo a partir de los 1000 metros de altitud.

Aquí vemos su distribución, tanto en el Mediterráneo como en España:

Figura 1. Distribución general de sabina albar y otras sabinas afines en el entorno del Mediterráneo, tomado de Blanco et al. 1997.


Figura 2. Distribución conocida de sabina albar en la península Ibérica, tomado de Blanco et al. 1997.




En el Siglo XVI los moriscos del Reino de Granada hacían violas y castañuelas con madera de sabina albar, de tan abundante que era entonces en el Altiplano y los Vélez. Ha sido muy utilizada para leña, construcción,  muebles rústicos, alimento del ganado, etc., estando actualmente sus poblaciones muy diezmadas, lo que ha motivado el que esté protegida en varias comunidades autónomas. Esta planta, junto a pinos (Pinus spp.) y carrascas (Quercus ilex subsp. ballota) ha jugado un papel importantísimo en el paisaje vegetal ibérico.





A diferencia de la carrasca, se localiza en los sitos más fríos que suelen estar sometidos a inversión térmica en posición de nava. Este último hecho se puede observar en el sudeste ibérico en la zona de Calar de la Santa y El Sabinar (Moratalla) donde, debido a la inversión térmica, las sabinas se sitúan en el fondo de valle (más frío), mientras que las carrascas lo hacen en las laderas (menos frías).





En la Cuenca del Segura, la sabina albar se distribuye por los territorios béticos, alcanzando hacia el este los alrededores de Inazares (Moratalla), y apareciendo también algunos ejemplares sueltos en el borde oriental del área de distribucion por las zonas altas de Caravaca y Vélez Blanco. 

Las poblaciones de esta sabina fueron mermadas en toda su área de distribución potencial debido, sobre todo, a que en gran parte del siglo XX no se autorizaba la corta de pinos pero sí la de sabina albar. Esta circunstancia la redujo o hizo desaparecer en gran parte de su área de distribución en el sudeste ibérico.





La importancia ecológica del género Juniperus radica en que muchas de sus especies vegetan sobre terrenos muy inestables (gleras, rocas, pedregales, arenas), no obstante, al ser árboles de crecimiento relativamente lento, la degradación de las poblaciones naturales puede avanzar a un ritmo muy superior al de su capacidad de recuperación. Por otro lado, son especies poco utilizadas en repoblaciones forestales (algunas variedades se han utilizado en jardinería), aunque se tiende a utilizarlas cada vez más.



Para terminar, comentar que el sabinar presente en la zona de litosuelos al oeste de la casa de Martín Herrero, presenta características de bosque maduro, donde aparecen árboles de todas las edades, desde algunos centenarios hasta otros jóvenes que van autoregenerando el bosque.
Pero ya hablaremos de los bosques maduros tudmirenses en un post a tal efecto.

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